Claudia: Unos sándwiches de jamón y queso. Eso era exactamente lo que Verónica y su mamá estaban preparando cuando llegué. El día anterior me había dicho: “che(arg., ur., Ausruf) heChe, vení mañana a mi casa a las tres de la tarde, vamos a festejar mi el cumple(ugs.) Geburtstagcumple”. Como buena alemana, llegué puntual. Era mi primera fiesta en Argentina y quedar malein schlechten Eindruck machenno quería quedar mal. Mi llegada temprana sorprendió a la familia entera, que estaba todavía en plena preparación de la comida. ¡Qué vergüenza! Pero, bueno, ya que estaba allí, decidí aprovechar el tiempo y ayudé a hacer los sándwiches. Y aprendí una cosa muy importante: si en Argentina te dicen a una hora, hay que añadir más tiempo. Siempre. Pero ahora viene lo más difícil: ¿Cuántos minutos se deben añadir? ¿O son acaso horas? ¿Y cómo diablos puede la gente organizar su vida así?
Itziar: No existe una norma escrita del tiempo que hay que sumarhinzurechnensumar cuando te convocar(hier) zusammenrufenconvocan a un evento social entre amigos, “pero haberla, hayla”; como las brujas en Galicia: nadie las ha visto, pero existir, existen(betonend) existieren tun sie, geben tut sie esexistir, existen. Como española nunca se me ocurriría llegar puntual o a la hora exacta a una fiesta de cumpleaños o de cualquier otro tipo. La hora es simplemente estimativo/ageschätzt, Schätzestimativa, solo para saber que la fiesta es por la tarde o por la noche, saber qué ropa ponerte y no estarfuera de lugarunpassend fuera de lugar. Si me convocan a una fiesta en casa de alguien a las tres de la tarde, yo interpreto que es una fiesta informal, que será más una merienda entre amigos, lo que me da el margen(hier) Zeit, Spielraummargen para llegar hacia las cuatro o cinco de la tarde. Si apareces a las seis, tampoco pasa nada. Seguro que llegas a tiempo para estar en el momento de soplar las velasdie Kerzen ausblasensoplar las velas y brindar con champán. Algo diferente es si se trata de una cita para una comida o una cena en un restaurante o en casa de una persona. Ahí, el retraso que estar bien visto/agern gesehen werden; (hier) akzeptiert seinestaría bien visto es el cuarto de hora de cortesía. Media hora como máximo y con una buena excusa: que no encuentras sitio para aparcar, por ejemplo. Llegar puntual a una fiesta lo he aprendido en Alemania, cuando llegaba tarde a las fiestas y todos me miraban mal.
Claudia: Es que los alemanes tenemos los días muy estructurados. Estamos orientados a aprovechar las horas, a sacarles el máximo el rendimientoErtrag; Leistungrendimiento. Y, claro, siempre llegamos a la hora prevista. Tampoco es un drama, es un tema cultural e incluso un asunto moral. Hablando con el investigador del tiempo Karlheinz Geißler, me explicó que la puntualidad en Alemania es una cuestión relacionada con la la virtudTugend; Vorzugvirtud. El que llega tarde, o es impuntual, no está actuando bien moralmente. Es un el comportamiento amoralunmoralisches Verhaltencomportamiento amoral. Así, no es de extrañar que, en muchos cursos de alemán, los profesores enseñen a sus alumnos que una cita a las 14:00 tendrá lugar a las 14:00, no a las 14:05 ni a las 14:10. Y, además, añadirán que, por motivos de cortesía, incluso mejor si llegan a la cita cinco minutos antes.
Itziar: En España lo que realmente resulta descortésunhöflichdescortés es aparecer diez minutos antes. Insisto, no hablamos del el ámbito laboralArbeitsweltámbito laboral, sino de citas informales. Y desde luego que la impuntualidad no se relaciona, en absoluto, con la moral, tampoco el ser superpuntual. Cuando llegaste tan puntual a esa fiesta, Claudia, seguro que interpretaron que tenías muchas ganas de fiesta o mucha hambre. Lo que provoca el tener el tiempo tan estructurado y el saber lo que vas a hacer cada hora y casi cada día del mes o los próximos meses es que deja poco espacio a la espontaneidad. Se pierde la la frescura(hier) Ungezwungenheitfrescura del momento. La sorpresa del ahora. Quizá hoy no te apetece quedar con esa amiga con la que te has citado hace semanas, pero resulta que mañana te mueres por quedar con ella y ¿qué haces? En España llamas y le dices: “¿apetecer(hier) Lust habenTe apetece una cerveza? En media hora en el bar de Sánchez”. Punto. Sin más explicaciones. Aquí eso no suele pasar. Una amiga alemana me llamó una vez y me preguntó si quería salir a tomar algo. Le dije que sí y preparé mi la agendaTerminkalenderagenda para ver cuándo quería verme. “Me gustaría verte esta tarde”, me dijo entre mil disculpas. Yo dar saltos de alegríaFreudensprünge machendaba saltos de alegría. No lo podía creer. Así, ganz spontan, también es posible. Hay que recuperarzurückgewinnenrecuperar la espontaneidad.
Claudia: Pero, ojo, Itziar, cuidado con tanta espontaneidad. Ir a casa de unos amigos sin avisar no funciona en Alemania, es muy descortés. Tienes que anunciar que te vas a pasar, me imagino que igual que en España. Aunque ahora, en tiempos de pandemia, está cambiando todo.
El tiempo en la pandemia
Tal vez la situación actual es una ventaja para no pensar tanto en el mañana o pensarlo de manera diferente. A nosotros, los alemanes, que nos gusta tanto estructurar el día, ¿qué nos va a provocar esta nueva situación? Un tiempo en el cual de un día para otro las cosas cambian.
Itziar: Quizá suponer(hier) bedeutensuponga la españolización de los alemanes y la germanización de los españoles. Me explico. Los alemanes no podréis tener todo previsto, todo organizado, porque surgirentstehensurgirán situaciones que no podréis controlar de un día para otro. Habrá que aprender a improvisar. A los españoles, en cambio, nos va a venir bien un poco de orden: nos tendremos que atenerse asich halten anatener a una agenda. Habrá que aprender a pedir cita para todo: para el banco, el el gimnasioSport-, Fitnessstudiogimnasio... Todo más organizado. Nos va a acercar mucho más a las dos culturas y nos vamos a entender mejor, en lo que al tiempo se refiere.
Claudia: Pero si volvemos al tema de ser estrictos con las agendas, hay también muchos expertos alemanes –entre ellos, Karlheinz Geißler– que no son nada fanes de los horarios fijos. Sobre todo, porque no tienen sentido en un tiempo tan globalizado y digital. A esto se suma la presencia de los el teléfono inteligenteSmartphoneteléfonos inteligentes con sus el sistema de mensajería instantáneaInstant-Messaging-Systemsistemas de mensajería instantánea. “La moralidad de ser puntual está disminuyendo por la flexibilidad de los el celular(LA) Mobiltelefoncelulares modernos”, me comentaba Karlheinz Geißler. A diferencia del pasado, ahora puedo mandar un mensaje por WhatsApp avisando de que llegaré tarde porque “lamentablemente tomé el metro más tarde”. “De esta manera, la hora fijada es más flexible”, añade el experto muniqués.
Itziar: Una cosa sí quiero destacar a favor de las citas organizadas con tiempo: el concepto de la Vorfreude. Es una palabra que no tenemos en español. Sería algo así como la alegría o la ilusión que sentimos antes del encuentro. Muchas veces somos más felices en el tiempo de espera hasta la cita con ese amigo o ese familiar que cuando ocurre. En este tiempo de espera reflexiono sobre esa persona, pienso qué le tengo que contar y a veces hasta apunto cosas que no debo olvidar. Eso no ocurre con una cita espontánea. Me gusta mucho este concepto porque se prolonga la alegría del encuentro y es mucho más que la ilusión pasajera del momento, del ahora.
Si quiere leer el artículo completo Mañana: Una charla sobre el tiempo en España y Alemania lo encontrará en Ecos 03 / 21.
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