La isla de El Hierro emergerauftauchenemerge, como el resto de las islas del archipiélago canario, de las las entrañasdas Innersteentrañas mismas del Atlántico, frente a las costas de África y a unos 1700 kilómetros de la península ibérica. Situada al este de la isla de Tenerife, durante los tiempos en los que reinaba el convencimiento de que la Tierra era plana, El Hierro era el último punto hasta el que se podía navegar. El fin del viejo mundo. Más allá, el vacío, la nada. Ahora que casi todos conocemos la forma real de nuestro planeta, viajar hasta la isla del meridiano sigue siendo una excitante aventura y un seductor destino para amantes de la naturaleza.
El negro volcánico que cubre El Hierro acrecentarvergrößernacrecienta la sensación de misteriosa lejanía, aunque en la actualidad la isla cuenta con buenas conexiones aéreas y marítimas. En avión es posible llegar desde la península o el extranjero previa escalabei vorherigem Zwischenstoppprevia escala en Gran Canaria o Tenerife; en barco, la salida será desde el Puerto de Los Cristianos, en el sur de Tenerife, un trayecto de unas dos horas y media de duración. El Hierro, desde el cielo, apenas un suspiro de tierra frente a la inmensidad atlántica; desde el mar, puro el acantiladoSteilküsteacantilado, costas abruptas y el embrujo del azul profundo del océano. Ya en tierra, una isla que, con apenas 268 km2 –es la segunda más pequeña del archipiélago, después de La Graciosa–, tiene mucho que ofrecer.
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