Vuelve la detective Emilia Cos con nuevos desafíos

Aunque quizás algunos de ustedes todavía me recuerden, permítanme que me presente de nuevo. Me llamo Gonzalo López, aunque mis amigos (entre los que están ustedes incluidos) me llaman Gonzo. Soy el chófer y asistente de la gran detective Emilia Cos. ​

Para quienes no la conozcan, les contaré que Emilia es la persona a la que muchos recurrenan die sich viele wenden​a la que muchos recurren para las investigaciones más difíciles. Incluso la policía consulta a Emilia cuando un caso se les resistefig.: widersteht ihnen​se les resiste. Y ella les ayuda, a pesar de que su mayor frustración fue no poder ser policía. Emilia es muy inteligente, sagazscharfsinnig, schlau​sagaz y tiene una gran la capacidad de deducciónFähigkeit, Schlüsse zu ziehen​capacidad de deducción, pero es muy obeso/afettleibig​obesa y no pasó las pruebas físicas. Su pasión por resolver misterios la llevó a hacerse detective. ​

Si la pasión investigadora le hizo fundar una pequeña agencia, Emilia Cos – Investigaciones, en el centro de Madrid, su empatía hacia aquellos que no encajarpassen, hier: dazugehören​encajan porque a los ojos de los demás tienen alguna “la tarahier: Makel​tara” la llevó a contratarme a mí, un exdelincuente recién salido de la cárcel, como ayudante. También fue ese el motivo para adoptar a Perro, un pastor alemán que era perro policía y al que iban a jubilar porque tenía reúma en las patas traseras y el vértigoSchwindelgefühl​vértigo. ​

Emilia Cos – Investigaciones está ubicada en un el piso señorialherrschaftliche Wohnung​piso señorial de la Gran Vía de Madrid. En un lado están el despacho de la agencia y las habitaciones privadas de Emilia. En el otro, donde antiguamente se alojaba el servicio, vivo yo. Allí tengo también un pequeño despacho, con estanterías llenas de libros de misterio, una mesa y una máquina de escribir (soy un sentimental), en la que escribo, como ya hizo el doctor Watson con el famoso Sherlock Holmes, las historias de las investigaciones más emocionantes de Emilia Cos. ​

Una de mis muchas tareas es pasear a Perro. Todas las mañanas él y yo damos un largo paseo por el parque del Retiro. A la vuelta compro churros recién hechos para el desayuno. Emilia está absolutamente convencida de que su cerebro necesita azúcar para pensar. No sé si es verdad o no. El caso es que su cerebro funciona mejor cuando ella ha comido dulces. ​

Hace un par de semanas, salí, como siempre, con Perro. Saludamos a Jaime, el nuevo portero de la finca. Laureano, el anterior portero, se había jubilado hacía dos meses. Jaime siempre tiene alguna la golosinahier: Leckerligolosina para Perro. Ese premio hace que Perro, a pesar de su reúma, baje con entusiasmo las escaleras del edificio. ​

Ese día, después de que Perro recibiera su golosina, fuimos hasta el Retiro, dimos un buen paseo y después compré los churros para el desayuno. Todo normal hasta que, mientras estaba parado frente a un semáforo en rojo, Perro desapareció. La la correahier: Leine​correa, que yo llevaba en la mano, se había roto. Miré alrededor, volver sobre sus pasosden gleichen Weg zurückgehen​volví sobre mis pasos, pero ni rastro de élkeine Spur von ihm​ni rastro de él. ​

Puede escuchar el final de la historia en ECOS AUDIO 01/24.