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Diana lleva a la clínica veterinaria de Juan a sus mascotas, a Sultana, una perrita mestiza, y a Leo, un gato siamés. Leo ha sufrido un accidente y Sultana tiene que pasar la revisión periódica. Después de un rato en la sala de espera, les toca el turno a Leo y a Sultana. Diana entra con sus mascotas en la consulta del veterinario.
Veterinario/Juan: ¡Hola, Diana! ¿Qué tal están nuestros amigos? Leo maúlla mucho en el el transportínTransportbox für Tieretransportín, no es habitual en él. ¿Le ha pasado algo?
Diana: ¡Hola, Juan! Sí, ha tenido un accidente horrible. Leo se ha caído desde el balcón y creo que se ha roto una patita, cojea y está agresivo. Y Sultana, ya la ves, sigue con sus manías de perseguir su propio rabito y se pasa el día dando vueltas como una peonza... No sé qué hacer con ella... Sultana, para ya, que te vas a marear.
Juan: Por ahora, déjala que se entretenga dando vueltas... Seguramente, la visita a la clínica le estresa un poco. Lo primero que voy a hacer es examinar a Leo. Leo, sal del transportín, no tengas miedo... Le voy a sedar para examinarle mejor, tiene dolores y está demasiado nervioso; por eso, ha intentado arañarme y morderme. Y ahora que ya está más tranquilo, le haré una ecografía para descartar que tenga daños internos. Dime, ¿se tira a menudo desde sitios altos?
Diana: Bueno..., a veces sí, es que es muy juguetón... Pero hasta ahora no se había hecho nunca daño. Saltaba a veces desde un armario o desde una estantería o desde la mesa de la cocina, pero nunca desde el balcón. Menos mal que vivimos en un primer piso y cayó en el toldo de la panadería que tenemos debajo de casa... ¡Uff!, casi no lo cuenta(ugs., hier) fast hätte er es nicht überlebtcasi no lo cuenta, ¿verdad, Leo? ¡menudo susto que me dioer hat mir einen ganz schönen Schrecken eingejagtMenudo susto que me dio!
Juan: Sí, tuvo mucha suerte. Lo más seguro es que se resbalara o se despistara y perdiera el equilibrio; a esa conducta los veterinarios lo llamamos el síndrome del “gato paracaidista”. Diana, en la pantalla solo veo la rotura de la pata delantera. Ha sido una rotura limpia, no es grave y no se ha astillado los huesos, así que no hace falta operarle. Le enyesaremos la pata... Mi compañera se lo llevará para hacerle la cura y, mientras tanto, yo voy a examinar a la pequeña Sultana. En su la fichaKarteikarte; Chipkarteficha tengo que hoy hay que revacunarnachimpfenrevacunarla del moquillo y del coronavirus. También hay que desparasitarla y ponerle el chip. Ponla en la camilla, por favor.
Diana: A ver si consigo que pare de dar vueltas. Sultana, ven..., mira, si subes a la camilla, te doy esta chuche de la recompensa, BelohnungBelohnungrecompensa... Muy bien, aquí tienes tu galletita.
Juan: Diana, sujétale la cabeza con suavidad y háblale en un tono suave. Si se pone nerviosa, le das una chuche. Ahora, le voy a poner las vacunas y, después, el chip. La pastilla para desparasitarla te la llevas y se la puedes dar tú en casa.
Diana: Oye, Juan, ¿por qué tiene esa manía tan rara de perseguir el rabo y cómo se la podría quitar?
Juan: Es lo que llamamos un TOC o trastorno obsesivo compulsivo. Al igual que las personas, también los animales lo pueden padecer. Según me contaste, Sultana es una perrita mestiza, la encontraste abandonada en la calle casi recién nacida. Estas manías las adquieren los cachorros que son abandonados por su madre. Aunque no lo creas, los perros también se traumatizan por el abandono que sufren por sus madres. Se suele corregir con mucho ejercicio físico y prestándole mucha atención. Tienes que salir con ella a menudo para que corra y juegue en el parque. Al estar cansada, se le olvida la manía de perseguirse su propia colita.
Diana: Bueno, ahora que trabajo en casa y tengo un poco más de tiempo libre, la llevaré conmigo a correr por el parque y a dar más paseos. ¡Ohh!, aquí viene Leo con su la patita escayoladadas Pfötchen in Gipspatita escayolada. Pobrecito... Doctor, ¿hasta cuándo tiene que llevar la escayola? ¿Y la pantalla en el cuello se la puedo quitar de vez en cuando?
Juan: Leo tendrá que guardar reposo con la pata escayolada unas cuatro semanas y la pantalla o collar isabelino se lo dejas unos días para que no lamerableckense lama la escayola. Tendrás que tener mucha paciencia con él. Y aquí tienes a Sultana, vacunada y con su chip. Sabes que el chip es muy importante por si un día se pierde, con él es más fácil localizarla. Diana, mañana a partir de las cinco me llamas a la consulta para decirme qué tal se encuentra Leo y si Sultana ha tenido algunala reacción adversaunerwünschte Reaktion; Nebenwirkung reacción adversa a las vacunas. Cualquier cosa que observes la apuntas.
Diana: Gracias, Juan. ¡Uy!, creo que voy a tener que repartir hoy muchos mimos y chuches a mis dos enfermitos. Vamos, Leo, métete en el transportín; cuidado con la pantalla... Y tú, Sultana, quieta, que te tengo que poner la correa. Ya estamos listos, ¡nos vamos! Adiós, Juan, y gracias por todo.
Juan: Adiós a los tres, y espero tu llamada mañana, ¡no te olvides!
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